Frase muy común entre nuestras amistades
y que pareciera
estar muy encaminada
a hacernos reflexionar sobre
la relación que existe
entre nuestros logros y la
existencia de Dios.
Aunque en nuestros fracasos, buscamos a quien culpar, incluso a Dios.
Durante una plática telefónica que llevaba la
única intención de compartir algunas experiencias personales, comenté que
“ojalá no te pase
lo que a muchos nos
sucede, que cuando nos va bien, ni de Dios nos acordamos.”
Unos minutos después, apareció la idea de
escribir sobre este tema “de los que sólo se acuerdan de Dios cuando le
necesitan”.
No pretendería hacer de estas líneas un
tratado de Teología, ni mucho menos hacer una defensa o crítica de las
creencias religiosas que cada uno tenemos, pero una realidad que aceptamos, es
la existencia de Dios, así que espero que estas líneas sean una oportunidad de
Reflexión-Arte.
¿Cuántas veces nos ha sucedido que mientras
las cosas que nos suceden son gratas, o cuando las cosas que deseamos se nos
conceden, o cuando deseamos cumplir un propósito, éste se cumple, y por alguna
razón, una vez que tenemos lo que
queríamos, nos olvidamos de quien o quienes ayudaron en cada propósito
cumplido? ni de Dios nos acordamos…
Pero, ¿cuántas veces nos
ha sucedido que si
las cosas, o los deseos, o los propósitos no se nos cumplen, entonces buscamos
al culpable o culpables? Incluyendo a Dios….
¿Será
que estamos tan
acostumbrados a pensar en Dios como la imagen del templo que
visitamos cada semana o cada boda o quince años a los que nos invitan? ¿O la
imagen que muchos tenemos en casa?
¿Será
que estamos tan acostumbrados a pensar que cuando las cosas van bien, es
porque YO hago lo que tengo que hacer
y Dios sólo me observa? O cuando
las cosas van mal, ¿es porque Dios no quiere que me salgan bien las cosas que
YO decido hacer?
Sé que todos
hemos tenido una
infancia diferente, familias diferentes pero te comparto que desde niño,
recuerdo que mi madre, mis abuelos, me decían que Dios se manifiesta de tantas
maneras que puede estar en muchas
personas, en muchas cosas; esa persona que sin importancia nos ayuda, o la
persona que nos brinda un consejo, o aquella persona que necesita de nuestra
ayuda, incluso, aquella persona que nos llega a lastimar.
En estos días en que existen tantas
“distracciones”, tantos problemas sociales, tanta violencia en las calles,
pareciera que usar una armadura fuera la solución a esos problemas, más sin
embargo, pareciera también que la armadura que mejor nos queda es la de la
indiferencia y el egocentrismo, por lo que no ocupamos preocuparnos por estar
atentos de las manifestaciones de Dios, sino de nuestros propios intereses.
Tal vez,
las personas que
se dicen estar cerca de Dios, y utilizan
tantas armaduras, resultan ser las más distantes, pues no están dispuestas a
“sufrir” las manifestaciones de Dios.
¿Cuántos de nosotros conocemos personas que
han “sufrido” por muchos años el dolor de una pérdida, o una relación difícil,
o un
empleo que no les
satisface y argumentan que son los designios de Dios y que deben soportar el
dolor que les causa con tal de ganarse el perdón eterno? (incluyéndonos
nosotros, por supuesto..). Tal vez no queremos escuchar a Dios sobre lo que
debemos hacer.
Si para Dios no existe ni el tiempo ni la
distancia, ¿cómo puede ser que se esté cerca o alejado de Dios? No tendría
sentido la pregunta. Quizá deberíamos
hacernos otras preguntas
que cuestionaran nuestros pensamientos sobre cada reto, cada
logro, cada caída, cada dolor, cada duda que tenemos y su relación con nuestra
creencia de que son manifestaciones de Dios para lograr lo que anhelamos.
Es por
esto que expresé que
cuando nos va
bien, es porque sentimos que
NOSOTROS somos los que merecemos el reconocimiento, pues estamos convencidos
que es por nuestro esfuerzo, nuestra dedicación y esfuerzo; pero si nos va mal,
es porque ALGUIEN tiene la culpa y desquitamos nuestra responsabilidad. Nos
olvidamos de agradecer en cualquier situación, a todas aquellas personas que
siendo parte del mundo en que vivimos, han sido parte importante de todos los
mensajes que Dios nos envía a diario, a través de ellas y ellos.
Entonces, ¿podríamos estar de acuerdo que
mientras exista el agradecimiento con todas las personas, que de una u otra
manera inciden en nuestra vida, existe la posibilidad de estar agradeciendo a
Dios por todo lo que nos pasa?
Así que empiezo a creer ahora que quizá la
frase de “nomás les va bien y hasta de Dios se olvidan”, no es más que una
forma despectiva, enfermiza de manifestar quizá que esperábamos más de esas
personas a quienes ayudamos, y sintiéndonos “Dioses”, nos
atrevemos a juzgarles o a intentar “cobrarles” nuestro apoyo. Grave
doble error.
Seguramente
sin quizá saberlo,
esas personas han sabido agradecer
a Dios lo otorgado por nosotros, y seguramente les seguirá yendo bien. Así que
necesitamos quitarnos la armadura de egocentrismo y agradecer también a Dios
por darnos la oportunidad de ayudar.
“Convéncete que nada pierdes cuando pierdes
cosas o el aprecio de personas de la tierra, mientras tengas a Dios nada has
perdido, porque el que tiene a Dios lo tiene todo”.
(Artículo publicado 29 de Julio de 2013)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario