ThingLink

lunes, 26 de agosto de 2013

¡ Ni de Dios te acuerdas!

Frase muy común entre nuestras amistades  y   que   pareciera   estar   muy   encaminada   a hacernos   reflexionar   sobre   la   relación  que existe  entre  nuestros logros y la existencia de Dios.
 
Aunque en nuestros fracasos, buscamos a quien culpar, incluso a Dios.
   
Durante una plática telefónica que llevaba la única intención de compartir algunas experiencias personales, comenté  que  “ojalá  no  te pase  lo  que  a  muchos  nos  sucede, que cuando nos va bien, ni de Dios nos acordamos.”
 
Unos minutos después, apareció la idea de escribir sobre este tema “de los que sólo se acuerdan de Dios cuando le necesitan”.
 
No pretendería hacer de estas líneas un tratado de Teología, ni mucho menos hacer una defensa o crítica de las creencias religiosas que cada uno tenemos, pero una realidad que aceptamos, es la existencia de Dios, así que espero que estas líneas sean una oportunidad de Reflexión-Arte.
 
¿Cuántas veces nos ha sucedido que mientras las cosas que nos suceden son gratas, o cuando las cosas que deseamos se nos conceden, o cuando deseamos cumplir un propósito, éste se cumple, y por alguna razón, una vez que tenemos  lo  que  queríamos, nos olvidamos de quien o quienes ayudaron en cada propósito cumplido? ni de Dios nos acordamos…
 
Pero, ¿cuántas veces  nos  ha  sucedido  que  si las cosas, o los deseos, o los propósitos no se nos cumplen, entonces buscamos al culpable o culpables? Incluyendo a Dios….
 
¿Será  que  estamos  tan  acostumbrados  a  pensar en Dios como la imagen del templo que visitamos cada semana o cada boda o quince años a los que nos invitan? ¿O la imagen que muchos tenemos en casa?
 
¿Será  que estamos tan acostumbrados a pensar que cuando las cosas van bien, es porque YO hago lo que tengo  que  hacer  y  Dios sólo me observa? O cuando las cosas van mal, ¿es porque Dios no quiere que me salgan bien las cosas que YO decido hacer?
 
Sé que todos  hemos  tenido  una  infancia diferente, familias diferentes pero te comparto que desde niño, recuerdo que mi madre, mis abuelos, me decían que Dios se manifiesta de tantas maneras que puede estar en  muchas personas, en muchas cosas; esa persona que sin importancia nos ayuda, o la persona que nos brinda un consejo, o aquella persona que necesita de nuestra ayuda, incluso, aquella persona que nos llega a lastimar.
 
En estos días en que existen tantas “distracciones”, tantos problemas sociales, tanta violencia en las calles, pareciera que usar una armadura fuera la solución a esos problemas, más sin embargo, pareciera también que la armadura que mejor nos queda es la de la indiferencia y el egocentrismo, por lo que no ocupamos preocuparnos por estar atentos de las manifestaciones de Dios, sino de nuestros propios intereses.
 
Tal vez,  las  personas  que  se  dicen estar cerca de Dios, y utilizan tantas armaduras, resultan ser las más distantes, pues no están dispuestas a “sufrir” las manifestaciones de Dios.
 
¿Cuántos de nosotros conocemos personas que han “sufrido” por muchos años el dolor de una pérdida, o una relación difícil, o  un  empleo  que  no  les satisface y argumentan que son los designios de Dios y que deben soportar el dolor que les causa con tal de ganarse el perdón eterno? (incluyéndonos nosotros, por supuesto..). Tal vez no queremos escuchar a Dios sobre lo que debemos hacer.
 
Si para Dios no existe ni el tiempo ni la distancia, ¿cómo puede ser que se esté cerca o alejado de Dios? No tendría sentido la pregunta.  Quizá  deberíamos  hacernos  otras  preguntas  que  cuestionaran  nuestros pensamientos sobre cada reto, cada logro, cada caída, cada dolor, cada duda que tenemos y su relación con nuestra creencia de que son manifestaciones de Dios para lograr lo que anhelamos.
  
Es por  esto  que  expresé  que  cuando  nos  va  bien, es  porque sentimos que NOSOTROS somos los que merecemos el reconocimiento, pues estamos convencidos que es por nuestro esfuerzo, nuestra dedicación y esfuerzo; pero si nos va mal, es porque ALGUIEN tiene la culpa y desquitamos nuestra responsabilidad. Nos olvidamos de agradecer en cualquier situación, a todas aquellas personas que siendo parte del mundo en que vivimos, han sido parte importante de todos los mensajes que Dios nos envía a diario, a través de ellas y ellos.
 
Entonces, ¿podríamos estar de acuerdo que mientras exista el agradecimiento con todas las personas, que de una u otra manera inciden en nuestra vida, existe la posibilidad de estar agradeciendo a Dios por todo lo que nos pasa?
 
Así que empiezo a creer ahora que quizá la frase de “nomás les va bien y hasta de Dios se olvidan”, no es más que una forma despectiva, enfermiza de manifestar quizá que esperábamos más de esas personas a quienes ayudamos, y sintiéndonos “Dioses”,  nos  atrevemos a juzgarles o a intentar “cobrarles” nuestro apoyo. Grave doble error.
 
Seguramente  sin  quizá  saberlo,  esas  personas han sabido agradecer a Dios lo otorgado por nosotros, y seguramente les seguirá yendo bien. Así que necesitamos quitarnos la armadura de egocentrismo y agradecer también a Dios por darnos la oportunidad de ayudar.
 
 
“Convéncete que nada pierdes cuando pierdes cosas o el aprecio de personas de la tierra, mientras tengas a Dios nada has perdido, porque el que tiene a Dios lo tiene todo”.
 
 
(Artículo publicado 29 de Julio de 2013)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario