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martes, 29 de octubre de 2013

..aún tengo sueño..



¡Me estoy durmiéndo!

¿Te sientes como que te hicieron falta algunas horas más de sueño?

No sólo el cambio de horario tiene la culpa..

Hoy desperté con una fuerte sensación de cansancio. Ahora me convenzo más de los problemas de salud que ocasionan los cambios de horario.

¿no lo sabías? Yo tampoco.

Son apenas las diez de la noche en mi reloj y el sueño me empieza a dar aviso, pues para mi cuerpo ya son las once. Estoy tomando un café, son las 11:30 pm en el reloj y mis ojos prácticamente se cierran, pues para mi cuerpo ya son las 0:30 am.

Después de mi ritual de aseo, llego a mi cama, son las 11:45 pm en el reloj y apenas recargo mi cabeza en la almohada y quedo profundamente dormido, para mi cuerpo eran las 0:45 am.

Transcurren algunas horas de sueño y… parece mentira, ya desperté.. el reloj marca las 5:45 am, para mi cuerpo ya son las 6:45 am..

Que descontrol, me siento como si no necesitara más del descanso en mi cama aún tibia. Espero un poco de tiempo más, recostado, enciendo el televisor. Son las 6:45 am en el reloj y empiezo mi día… No omito decirte que llegadas las 10:00 am en el reloj, empiezo a sentir un sueñito tan sutil que quisiera regresar a mi cama..

No cabe duda que muy probablemente soy presa de los trastornos de sueño provocados por los cambios de horario.

No quiero ni pensar lo que sucederá conmigo ahora que esto del cambio de horario se me junte con mi trastorno afectivo estacional. (o Depresión invernal)

Más conocido por sus siglas anglosajonas SAD ('triste' en inglés), el trastorno afectivo estacional o depresión invernal hace referencia a los cambios de humor graves que experimentan algunas personas durante el otoño y el invierno, cuando hay menos exposición a la luz solar. Entre los síntomas más habituales se incluyen tristeza y ansiedad, pesimismo, sentimientos de culpa o impotencia, irritabilidad y desasosiego, pérdida de interés en actividades que antes solía disfrutar, aislamiento social, cansancio y disminución de energía, dificultad para concentrarse y recordar detalles, cambios de peso, insomnio en unos casos y exceso de somnolencia en otros, y pensamientos suicidas.  El trastorno afectivo emocional se ha asociado con la melatonina, una hormona relacionada con el sueño que se produce en mayor proporción cuando los días son más cortos y más oscuros. (1)

Jajajajajajajaaaa… Habrá quien sonría conmigo.. Habrá también quien reflexione en estos trastornos que quizá nunca había pensado que existían.
  
¿No sabías que esto existía? No te preocupes, muchos de nosotros tampoco.
  
Así que aunado a los “normales” trastornos del sueño, pues hay que agregarle este otro de Depresión Invernal.
  
¿Soluciones?  Pues hay un buen en las páginas de Internet, pero por lo pronto, creo que voy a necesitar colocar algunos avisos en mi área de trabajo:
  
     
KEEP CALM
IT´S JUST
MY SAD
  
(SEASONAL AFFECTIVE DISORDER)
  
ó
  
CALMA,
ES SÓLO
MI TAE
  
(TRASTORNO AFECTIVO ESTACIONAL)
  
     
  
  

domingo, 20 de octubre de 2013

¡todos para uno, y uno para todos!

¿Cómo entender en la actualidad el principio básico de una administración eficaz?.
 
¿Crees  que  tenga  que  ver  con el tema de la responsabilidad compartida?
 
Si que parece fácil, pero en realidad, no lo es..
 
Hace unos meses, mientras platicábamos en un pasillo de la oficina donde trabajo, con el Director Administrativo, comentábamos de manera general, la serie de dificultades que implica la responsabilidad de dirigir y administrar los recursos humanos, materiales y financieros de cualquier Institución, sobre todo, en el sector público en nuestro México, lindo y querido.  Y me explicaba que las decisiones que se tienen que tomar en la administración, deben ser muy precisas y, en ocasiones difíciles, para mantener el rumbo correcto de la Institución.
 
En cierto momento en que la plática estaba en su pleno apogeo, yo le comentaba al Director que debería ser muy estresante para él, ser el “Administrador de la Institución” y tener toda esa responsabilidad, a lo que para mi sorpresa, me hizo un comentario que pareciera “lógicamente lógico”, pero que muy pocas personas tienen un concepto tan claro y de manera precisa:
 
“Yo no soy el Administrador de la Institución; yo soy el responsable del servicio de administración. Pues la Administración de esta Institución, la hacemos todos.”
 
Creo que después de muchos cursos, talleres y demás espacios donde he tenido la oportunidad de aprender la ciencia de la Administración, esa mañana pude entender uno de los significados más profundos, donde el paradigma tan antiguo de la figura del “Patrón”, el “Dueño” o el “mero mero”, deja su lugar por un “servidor”, un líder, un “estratega” del equipo, al servicio de la Administración.
 
Caray, muchos de ustedes podrán pensar que esto es “lógicamente lógico”, pero, ¿en realidad lo entendemos así?
 
De repente, puede parecer esto muy tonto, o hasta simple, pero, si tratara este tema de futbol, ahora que está tan de moda nuestra selección Nacional, ¿quién tiene la culpa de los malos resultados? ¿el entrenador? ¿los jugadores? ¿los directivos?
 
Claro, hay quienes dirán: Todos!, habrá quien diga: Los jugadores!, y así podremos encontrar mil respuestas, hasta habrá quien diga: Las televisoras!. Y si tratamos de usar el paradigma del “Patrón”, pues despedimos al entrenador y así, podrá venir otro, y otro y otro, a ver quién resuelve el problema.
 
Lo mismo pasa en el Gobierno, en las escuelas, en los negocios, o… en nuestros hogares.
 
La semana pasada reflexionaba sobre el tema de “Yo no fui, fue Teté” y de cómo estamos acostumbrados a buscar culpables por los resultados que nos son adversos, pero, ¿en realidad somos conscientes de nuestra responsabilidad? ¿en realidad hacemos o actuamos de manera correcta?
 
No quisiera parecer  “imprudente”, pero en la Institución donde yo trabajo, en un periodo de casi cuatro años, han cambiado 5 veces de Director Administrativo.
 
Cada uno de nosotros tenemos una parte de responsabilidad y cuando cumplimos con ella, surgen las verdaderas administraciones efectivas.
 
¿Cuántas personas conoces que en tiempos de elecciones, no acuden a ejercer su voto? ¿cuántas personas conoces, que a pesar de que el semáforo se encuentra en rojo, se pasan pues “no viene nadie”? ¿cuántos de nosotros, cuando no estamos de acuerdo con alguna situación o propuesta, preferimos no decir nada para no “confrontarnos” con nadie?
 
Y, ¿cuántas personas conoces que cuando los resultados son adversos, entonces si dicen y gritan y hasta son las primeras en pedir explicaciones?
 
Viene la hija y le dice al papá: “Papá, me dejas ir al cine con mis amigas?-, y el papá contesta: dile a tu madre, a mí no me digas”. La actitud de este papá es simple: no tomar esa parte de responsabilidad que le toca, porque claro, si algo le llega a suceder a su hija, tendrá a quien culpar: a quien le otorgó el permiso.  Lo mismo pasa en las instituciones, en el gobierno, en cualquier lado, en cualquier trabajo.
 
Que importante es hacernos responsables, participar de las decisiones y trabajar en lo que es nuestra responsabilidad, por el bien común, por el bien de todos.

domingo, 13 de octubre de 2013

..yo no fui, fue Teté...

¿Alguna   vez   has   culpado  a  alguien más por tus errores o acciones impropias?
 
Culpar a alguien más por nuestros actos se ha convertido en más que una costumbre, es casi un estilo de vida.
 
Tratar de resolver esta actitud requiere de más que un simple Código de Ética.
 
 
Hoy por la mañana, me levanté con el deseo de salir a dar un paseo en mi motocicleta acompañado de mi hija, y así fue. Me puse mis ropas de mezclilla, las botas, mi casco y mis lentes y abordé mi motocicleta para pasar por mi hija a su casa.  Llegué temprano para invitarla a desayunar en alguno de los locales que preparan deliciosos antojitos muy mexicanos.  Decidimos detenernos en un local que vendía tacos de bistec.
 
Ya instalados en una mesa y saboreando nuestros alimentos, observábamos a una señora de edad avanzada con un niño pequeño, de unos nueve años, que a simple vista denotaba ser su nieto.
 
Así transcurrieron algunos minutos y terminando nuestro desayuno, nos dirigimos a pagar la cuenta. Ahí estaba la señora con su nieto, disponiéndose a pagar su cuenta y sucedió algo que llamó poderosamente mi atención.
 
Al peguntar la señora por el total de su cuenta, la dueña del establecimiento sacó la nota del consumo de la señora y su nieto y después de hacer el total, le informó que eran 100 pesos. Inmediatamente la señora de edad respondió que era mucho, y preguntaba sobre el costo de los tacos, a lo que la dueña le respondió que eran a 20 pesos cada taco y al ser cinco tacos lo que habían consumido, tres la abuela y dos el nieto, el total daba 100 pesos.
 
De forma por demás alterada, la abuela comenzó a discutir con la dueña que sólo habían consumido tres tacos, dos ella y uno su nieto, a lo que la dueña respondía con la calma más respetuosa posible, y le explicaba que no, que habían consumido cinco tacos. El escenario comenzó a subir de tono y la abuela discutía cada vez con más volumen de voz, mientras mi hija y yo observábamos con una especie de pena ajena. Sin tomar parte de ninguna de las personas, sabíamos que desde que pides tu orden de comida, ésta se anota en una nota de consumo.
 
Finalmente, la dueña decidió cobrarle solamente 60 pesos, tres tacos, y la abuela tomó a su nieto de la mano y se fueron del lugar. Acto seguido, pasamos a pagar nuestra cuenta y mientras la dueña nos atendía, decía en voz baja que cómo era posible que esta señora pusiera ese ejemplo a su nieto, enseñándole a mentir.
 
“Yo no fui, fue Teté..”
 
Nos retiramos del lugar mi hija y yo muy pensativos y no fue sino hasta unos minutos después que comentamos lo sucedido, coincidiendo en el daño que personas como la abuela le provocan a quienes, como su nieto, viven un ambiente de deshonestidad.
 
Ya hemos hablado en alguna ocasión sobre lo que representa decir mentiras, mas sin embargo, en su profundidad tiene que ver con el concepto de honestidad.
 
En el hogar, en el trabajo, en los círculos sociales o más aún, en estos nuevos medios masivos de comunicación, nos damos cuenta de personas que sin más criterio que su deseo de satisfacer un deseo malintencionado, utilizan no sólo la mentira o la deshonestidad personalmente, sino que incluso, involucran a otras personas para lograr sus propósitos.
 
“- Empujo a Pedro, para que caiga sobre Juan y este tumbe a Santiago. Mi objetivo es hacer caer a Santiago, pero no quiero empujarlo directamente porque se darían cuenta, sino que parezca una casualidad. Finalmente Santiago cae al suelo y le echa la culpa a Juan y este a Pedro. Yo, mientras tanto, me fui. Resultado: cayó Santiago y los que “tienen” la culpa son Juan y Pedro –“.
 
¿Te suena? Yo conozco a varias personas que gustan de usar esta técnica para llegar hasta donde se proponen. La actuación “por otra persona”, se está volviendo algo muy común y en el escenario no quedan los culpables, ellos desaparecen una vez iniciada la reacción en cadena y no sólo presumen de inocentes, sino que culpan la negligencia y mala fe de las otras personas.
 
“Hasta terminan siendo ellos los buenos”...
 
Se dice que “tarde que temprano la verdad llega a brotar”, o entendemos por “dogma de fe” que la verdad siempre se impone a la mentira. Más sin embargo, el daño que se causa, tanto a quienes se les afecta, como a quienes se ven involucrados en el proceso, en ocasiones es muy doloroso.
 
No permitamos que nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestra juventud se acostumbren a ser deshonestos.
 
En nosotros está la responsabilidad, la respuesta y la solución.
 

domingo, 6 de octubre de 2013

y tu, ¿tienes amigos con derechos?

¿Cuántas amistades tienes en la actualidad?

¿Será lo mismo “amistades” que “contactos”?

Pertenecer a un grupo selecto de personas que comparten un "derecho" en las nuevas Redes Sociales del Internet ha venido a revolucionar los conceptos de amistad.

¿Amigos con derechos? Uuuuuuyyy, en mis años de juventud este tema era algo muy controversial, pues ser o tener una amiga o amigo con “derechos” significaba una relación muy estrecha; por llamarle de manera más puntual, íntima.
 
Hace algunos años, en los círculos de amistades que compartíamos un espacio social, un grupo de la escuela o amigos de la misma colonia, hablar de este tema era todo un tabú, pues ponía en entredicho la “honorabilidad” de quien se hablaba.

Incluso, hoy en día, aún persiste esa imagen de los “amigos con derechos” (hasta existe una fecha calendario en que se “festeja” esta condición.

Pero, en estos tiempos en que las Redes sociales han permeado todos los espacios de comunicación humana, a través de la computadora y los Smartphones o celulares con acceso a Internet, el significado de “amigos con derechos” empieza a tener diversas concepciones, pues es importante entender la diferencia entre un contacto y un amigo o amiga.

Buscando en internet algunas definiciones sobre la diferencia entre “contacto” y amistad, resultó que prácticamente todas coincidieron en que:

“Los contactos son personas con quienes puedes conversar. Podrán ver tu foto de perfil y si estás conectado o no.”

“Los amigos son las personas realmente importantes para ti. Por eso, además de poder conversar contigo, podrán ver tu perfil, tus momentos y tus fotos. También podrán comentar tus momentos, mencionarte en los suyos, etiquetarte en fotos, etc.”

En base a esto, creo que entonces, no todos nuestros contactos son nuestros amigos, ni todos nuestros amigos son los únicos contactos.

Lo importante de todo esto está en los “derechos” que le otorgas a un contacto para participar de tus momentos e información de tu propiedad.

La clave está en saber usar de manera adecuada las Redes Sociales y sus diversas capacidades que limitan o permiten que tu información personal sea de uso restringido o público.

Así que desde esta perspectiva, en el momento de aceptar un nuevo contacto, le estamos otorgando un derecho, pues como en la vida misma, lo que se dice no siempre es apto para cualquier persona y menos aún para conocidos o público en general.

¿”Amigos con derechos”? Pues sí, estas Redes Sociales han venido a darle otro giro más a la forma de interpretar su uso.