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domingo, 1 de junio de 2014

¿y tu aretito?

¿Usas maquillaje de colores brillantes? ¿utilizas faldas cortas o blusas escotadas? ¿Te has llegado a pintar tu cabello con luces, rayitos o destellos? ¿Te has hecho algún tatuaje? ¿Usas arete o tienes algún piercing?

Hace unos años, después de varios intentos de experimentar el deseo de usar un arete, me decidí a hacerlo. Por supuesto que además de mi deseo (a mis años), mis hijos impulsaron mi decisión y fui a un local certificado a que me colocaran el artefacto. Fue todo un show, el nerviosismo, la duda de que tan doloroso sería y por supuesto lo más difícil de todo: pensar en EL QUÉ DIRÁN el resto de personas.

Por supuesto que mientras cicatrizaba la perforación, y el necesitar usar el arete de material quirúrgico al menos unas semanas para evitar cualquier infección, fue todo un rosario de comentarios por parte de familiares, amigos y personas de mi trabajo. No podría decir que hubo comentarios a favor o en contra, sino simplemente comentarios de todo tipo. 

Para esos años, yo tenía un puesto directivo en una Institución Pública del sector educativo, y por supuesto que causó gran impacto en algunos funcionarios el uso de un arete por un directivo. Recuerdo mucho a varios compañeros directivos, especialmente a una compañera directora de Administración que se mofaba de mí, claro a mis espaldas, refiriéndose a mi persona de no muy buena manera por el uso de un arete. 

Lo más curioso, era que esa misma compañera directiva, traía un tatuaje impresionante de alas en la espalda baja, y que era muy notorio cuando al usar pantalones, le quedaba al descubierto parte de su tatuaje. De eso, nadie hablaba.

Al paso del tiempo, y cicatrizando la perforación, empecé a utilizar a mi antojo y libre albedrío mi arete. Por supuesto que para evitar "conflictos de imagen", dejé de usarlo en el tiempo de trabajo.

Más sin embargo, después de que han pasado varios años de esto, aún existe un funcionario directivo de la Institución, que no ha podido olvidar mi arete, y cada vez que nos llegamos a encontrar en algún espacio laboral, siempre tiene un comentario: ¿y tu aretito Doctor?

Por supuesto que la forma de su entonación, su lenguaje no verbal y el deseo de hacerlo sistemáticamente delante de más personas, me queda claro que más que una pregunta coloquial, es una forma muy clara de burlarse de mi persona. ¿Te imaginas? Con esa actitud de vida, ¿que no hará con sus subordinados, alumnos, padres de familia, con su esposa e hijos?

Esta actitud sistemática y llena de burla tiene su nombre. Se llama DISCRIMINACIÓN. 

Sin pretender entrar en polémica sobre el debate que hoy en día los reclutadores laborales han opinado sobre el uso de aretes o tatuajes "ostentosos" en lugares visibles´de personas que puedan dar "mala imagen" a las empresas o Instituciones, estoy convencido que ante la ruptura de paradigmas sociales tradicionales, cada vez es más necesario dimensionar este tema.

¿Cuántos alumnos llegan a las puertas de la escuela y se quitan sus aretes y/o percings por no estar permitidos en el reglamento escolar, y al salir vuelven a colocárselos? ¿Por qué un joven que tiene preferencias sexuales diferentes debe "esconderse" de sus compañeros y maestros para no ser señalado?

Muy sencillo: Por el efecto de la Represión y Discriminación social.

Estoy convencido de que existe una gran diferencia entre un directivo que es capaz de respetar las diferencias de pensamiento y acción de subordinados y cuida la imagen Institucional sin atropellar los derechos de las personas, cuidando y respetando a cada padre de familia y sus costumbres, impulsando nuevas formas de expresión de sus alumnos y los derechos humanos declarados, tocando los temas vitales para la vida en una sociedad que transita por nuevos paradigmas cada vez más complejos, que dialoga con sus profesores para prepararse y estar en condiciones de ofrecer herramientas que ayuden a muchos jóvenes a tomar sus mejores decisiones informados, que un directivo que atropella a quien se le ponga en frente con sus propios "principios morales", que no sólo tiene derecho a pensar diferente, sino que aplica sus "propias leyes" agrediendo a alumnos, maestros y padres de familia por imponer su moral.

Esta Reflexión no hace propaganda, ni intenta impulsar el uso de aretes, piercings, tatuajes, tintes de pelo o de cualquier forma de expresión que tu decidas, pero si intenta hacer énfasis en el derecho que todos tenemos a decidir y a ser respetados.

Te dejo esta imagen para tu Reflexión...


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