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domingo, 22 de junio de 2014

Si yo fuera adivino, no estaría aquí...

¿Cuántas veces hemos escuchado o dicho la frase: Si yo fuera adivino no estaría aquí..?

Hace unos días escuchaba en un programa de televisión a un cómico relatar una anécdota de cómo son las mujeres de "complicadas". Decía que en una ocasión en que iba en su auto acompañado de su novia, pasaban por un lugar en donde vendían hamburguesas y su novia le preguntó: -¿no se te antoja una hamburguesa?-, a lo que él respondió, -mmm, no, no tengo hambre-, y continuaron su trayecto. Momentos después, el joven notó cierto silencio en su novia y le preguntó que le pasaba y la novia respondió con un tajante -nada-. Finalmente concluyó diciendo que la novia estaba enojada porque él no "captó la señal" de que su novia tenía hambre y se le había antojado una hamburguesa, y como no se detuvo, la novia iba molesta; y decía: -..mujeres, los hombres no somos adivinos, por qué no dicen lo que quieren de forma directa!... quien las entiende..-

El sentimiento de felicidad o frustración que llegamos a sentir, es el resultado de nuestros propios actos y expectativas. SIMPLE.

Cuando tenemos una necesidad, un proyecto o un antojo de algo, simplemente creamos una expectativa en nuestra mente. Posterior a esa expectativa es que comienza un proceso de acciones que deben ser realizadas para alcanzar esa expectativa, de ahí que en la medida de cumplir nuestra necesidad, resultará el sentimiento de felicidad o frustración que sentimos.

Un ejemplo muy simple: si tengo sed, inmediatamente establezco la expectativa de tomar agua. Paso seguido, voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua, bebo el agua y el resultado es un sentimiento de satisfacción. O si prefiero una bebida de sabor, la preparo en casa o voy a la tienda, compro la bebida, la tomo y me siento satisfecho. SIMPLE.

Pero, por supuesto que existen necesidades, proyectos o antojos, que dependen no sólo de nosotros, sino de más personas al rededor nuestro. Ahí es donde la cosa ya no es TAN SIMPLE.

Si deseo hacer un viaje, comprar un auto nuevo, remodelar la casa, cambiar de empleo, estudiar una carrera universitaria o posgrado, estudiar un idioma o muchas cosas más, el asunto muchas veces requiere de más recursos económicos o del apoyo de más personas, y en muchas ocasiones al comentar nuestros planes o necesidades, nos encontramos con barreras complicadas porque las personas con quienes comentamos el plan, no coinciden con nuestro proyecto o necesidad. Y no significa que no nos apoyen en nuestro proyecto, simplemente que para el resto de las personas, puede ser un asunto sin importancia.

Cuántas veces hemos escuchado: -¿Eso para que? Estas loco (o loca), eso no sirve para nada y es puro gastadero, en lugar de que te pongas a hacer esto y aquello, y bla, bla, bla..-

Mas sin embargo, la expectativa que creamos en nuestra mente al pensar en el proyecto que queremos, ahí sigue, y el sentimiento que nos provoca el no cumplirla, es de frustración. Lo peligroso de esto, es que el sentimiento de frustración trae consigo un círculo tóxico de coraje, que se convierte en tristeza, provocando un estado de depresión que nos vuelve agresivos o apáticos y nos limita cualquier acción positiva para escapar de ese círculo.

Por el contrario, cuando establecemos una expectativa que con la dedicación, el trabajo realizado y el apoyo de más personas, se cumple, el sentimiento es de felicidad, lo cual se vuelve en un círculo positivo, pues el estado de felicidad nos provoca sentirnos satisfechos, nos comportamos de manera alegre, surge el sentimiento de amor hacia las personas y las cosas, y nos proyecta a vivir equilibradamente.

Tendría que ser todo esto muy SIMPLE, más sin embargo, ¿cuántos de nosotros hemos intentado cumplir muchas expectativas y el resultado no es satisfactorio? Tal vez, porque no nos enseñaron desde pequeños los secretos de cómo cumplir nuestras expectativas de forma SIMPLE.

¿Te suena algo de esto?: "Es que tu no necesitabas trabajar, para eso yo soy el hombre de la casa y te mantengo", "es que yo siempre he pensado que tu así deberías ser feliz-", "es que yo esperaba que tu fueras más considerado(a) conmigo", "es que tú nunca me has apoyado en nada", "es que yo siempre pago todo", "es que tú nunca me invitas a ningún lugar", "métete a clases de algo o ponte a hacer algo (para que no me molestes)"

Si bien es cierto, el cumplir todas y cada una de nuestras expectativas en la vida debe ser una aspiración permanente, también es cierto que para poder cumplirlas, debemos tener una comunicación también permanente con quienes nos relacionamos, para que puedan ser cumplidas cabalmente.

¿Cuántos de nosotros nos hemos sentido insatisfechos(as) por una expectativa no alcanzada en una relación amorosa o de amistad, o en un empleo, o en una actividad familiar, y no tenemos el valor de decirlo por no "causar problemas" o incomodar a la gente?

Estoy convencido que hablando se entiendo la gente, y si yo fuera adivino, seguro estaría aquí....


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