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domingo, 27 de julio de 2014

..el deber ser...

Hace unos días escuchaba las criticas sobre el proceder de las personas que por alguna razón dejan a su familia, esposa/o e hijos y de la obligación de las pensiones alimenticias, de educación, salud, diversión y de todos los aspectos de atención y cuidados y muchas cosas más de la familia.

Por supuesto que el tema era candente dado que las críticas se enfocaban a esos detalles del deber ser.

Recordé las críticas que también suelen hacerse a los hijos adultos que visitan muy de vez en cuando a sus padres o a los abuelos, o a la mamá soltera que deja a sus hijos en casa de la abuela porque sale a disfrutar de alguna fiesta o compromiso, o de personas que no apoyan en el cuidado de familiares enfermos, o económicamente a sus padres, etc.

Todas las críticas basadas en el Deber Ser.

Pero, reflexionando un poco, me pregunté ¿Por qué no se habla también del otro extremo, de las personas con un sentido tan fuerte del Deber Ser que llegan a perjudicar no sólo su situación moral o económica, sino incluso a afectar su salud física y mental?

Casi nadie habla de eso, pues la opinión general que existe es que en ese otro extremo, "sólo están cumpliendo con su deber".

¿Por qué no hablar de lo que una persona sufre a diario en su relación, o de la infelicidad que se vive en un matrimonio que se mantiene unido a pesar de que no haya esperanza de solucionar las cosas, de la crueldad o brutalidad que se vive en silencio, o del trato laboral intolerable y excluyente, o del acoso sexual que viven muchas personas, o del concepto de enseñanza de la religión de que antes de considerar tus necesidades propias debes considerar las necesidades de los demás?

Se puede llegar a mantener "cautivas" a muchas personas, manipulándolas y alimentando sus sentimientos de culpabilidad, sólo para satisfacer las necesidades propias de alguien más.

Alguien que vive este otro extremo, ¿sólo está cumpliendo con Su Deber?

El miedo a ser juzgada/o como una persona egoísta o desconsiderada es lo que hace que vivamos en un entorno infeliz. Si la felicidad de los demás sólo puede conseguirse a expensas de la nuestra, creo que debemos pensar muy bien lo que estamos haciendo.

Creo que las decisiones que tomemos, así como el juicio que se haga de ellas, dependen sólo de uno mismo. Mientras esquivemos las dificultades que nos afectan, por un sentido absurdo del Deber Ser, estamos en un laberinto sin salida.


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