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domingo, 18 de enero de 2015

...Serpientes y Escaleras...

Sentado frente a la ventana de mi vida, recuerdo ese antiguo juego que mi madre me enseñó a jugar algún día: Serpientes y Escaleras.
 
Recuerdo que me enseñó no solamente a tirar lo dados, a sumar los puntos y mover mi ficha por las casillas del tablero, sino a entender esas Serpientes y Escaleras que unían casillas, como los efectos de las buenas obras en contraposición de las malas y su consecuencia en resultado.
 
Escaleras que representaban virtudes como la Fe, la Confianza, la Generosidad, el Conocimiento y el Ascetismo, en contraposición de Serpientes que representaban vicios y malos hábitos como la Desobediencia, la Vanidad, la Vulgaridad, el Robo, la Mentira, el Alcoholismo, la Deuda, la Furia, la Codicia, el Orgullo, el Asesinato y la Lujuria, hacían de este juego una ocasión de aprendizaje moral de lo que representan nuestras buenas y malas acciones. Por supuesto que la cantidad de Escaleras era menor que el de las Serpientes, como una forma de mostrar que en la vida existen muchas tentaciones y vicios.
 
Y me pregunto, ¿no es la vida como un tablero de Serpientes y Escaleras?
 
Al paso del tiempo, después de algunas décadas de vida desde esos momentos de mi infancia, mi conciencia trae al presente esos aprendizajes grabados de mi madre y yo, jugando, recordando sus palabras de que las cosas buenas se ganan con esfuerzo, dedicación y trabajo, mientras que las cosas malas llegan como resultado de las malas acciones.
 
Quien ha jugado Serpientes y Escaleras, podrá decirme que es un juego de azar, y que se gana o pierde en función de la numeración de los dados que se arrojan y que nada tiene de parecido a la vida.
 
Pero, ¿acaso la vida no es también un conjunto de retos inesperados que en muchas ocasiones nos hacen avanzar o retroceder casillas de manera sorpresiva? Un amor fallido, una propuesta de trabajo, un accidente, un negocio, una enfermedad, una traición. Cosas que en muchas ocasiones no somos conscientes y de repente nos arrasan.
 
Muevo un poco mi mirada al pasado, hago consciencia de las muchas veces que me sentí afortunado de subir escaleras, de llevar no sólo mis sueños y propósitos a su máxima expresión, sino además de compartir estas alegrías con mucha gente a mi alrededor. Muchas horas de trabajo, de esfuerzo, de estudio y dedicación, dando resultados en las escaleras de la vida. Incluso, ahora comprendo que no sólo yo subía escaleras, sino que además, tal vez me convertí en una casilla Escalera para otras personas.
 
Sin retirar mi mirada de ese pasado, observo también esos momentos en que retrocedí, en que las Serpientes me hicieron regresar por algo que no hice bien, algo que tal vez no supe controlar, de un vicio o mal hábito que no quise reconocer. Son momentos muy dolorosos, pues hago consciencia de mi situación aún no superada; pérdida de un amor, de familiares y amigos, de trabajo, oportunidades, calumnias, mi salud. También comprendo que no sólo caí en el tablero de la vida, sino que quizá también llegué a ser una casilla Serpiente para algunas personas.
 
Nunca imaginé tal similitud de un juego ancestral con esta vida, mi vida.
 
Qué bien se sienten las Escaleras de la vida, subir, rápido, con premios, adulaciones, amistades muchas, reconocimiento, mejoras materiales.
 
Que difíciles son las Serpientes, de un momento a otro, soledad, carencias, frustración, enfermedad.
Pienso en todo esto y Reflexiono, ¿qué es lo importante? ¿siempre subir? ¿nunca caer? ¿qué hacer?
 
No sé si encontré la respuesta, pero recordando esos momentos en que jugábamos con mi madre, ahora también entiendo algo valioso que me enseñó: que a pesar de las Escaleras o Serpientes que me pudieran suceder, nunca decaer en continuar el juego, que a pesar de las malas, o aprovechado las buenas, no dejar de intentar, de insistir en conseguir eso que yo más deseaba y seguir hasta llegar al final del juego, satisfecho de haber intentado siempre alcanzar mis propósitos.
 
La vida real no tiene dados que giren para decirme mi suerte o merecimientos; soy yo mismo quien invierte o despilfarra lo poco o mucho que voy logrando por alcanzar mis sueños. Seguro estoy que con las inversiones en perseverancia, respeto, humildad y muchas de las virtudes, seguramente encontraré Escaleras; con arrogancia, deslealtad, vanidad, mentira y muchos otros vicios, llegarán las Serpientes cuando menos me lo espere.
 
Siempre habrá caminos que cruzar, siempre habrá sorpresas o desilusiones, siempre habrá personas en quien confiar y en quién no; lo que no debe suceder, es dejar de intentar continuar en el juego.
 
Siempre estará una Serpiente o una Escalera esperando.

 
 

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