Queridos Reyes Magos:
Toda mi vida he vivido la ilusión de la
llegada del 5 de Enero en que se festeja el día de su llegada al nacimiento de
Jesús. Desde pequeño mi madre me inculcó este sentimiento. Y por esto, aún con
mis años dorados encima, les escribo la presente, pues no dejo de ilusionarme
con este momento mágico.
Quisiera iniciar esta carta como lo hacía en
mi infancia, “Queridos Reyes Magos, este año me he portado muuuy bien..”, más
sin embargo, la escribiré tal como mis sentidos me dictan redactarla.
Este año que finaliza ha sido uno de los años
más complejos de mi vida. Un año de muchos cambios en todo sentido, muchas
dudas y algunos aciertos, una felicidad aparente con largos momentos de tristezas
y desilusiones, muchos retos inalcanzados, muchas amistades abandonadas, muchas
adversidades y limitaciones. No fui capaz de encontrar la paz interior tan
necesaria para continuar desarrollando mi inteligencia y mis capacidades. Dejé
mucho por hacer, me llegué a hundir en mis percepciones, abandoné proyectos,
desperdicié mucho amor a cambio de paciencia e intolerancia, me senté por
largos periodos de tiempo a observar pasar la vida y a las personas.
También hubo momentos de satisfacción, sobre
todo por ver a mis hijos crecer, desarrollarse y empezar a volar en sus sueños,
que aunque no pude ayudarles como hubiera querido, este año lograron salir
victoriosos de algunos retos y muchas carencias. Tuve aciertos, muy pocos, tan
pocos que no los recuerdo. Aunque gracias a la solidaridad de una amistad
sincera, viajé a Europa, conocí otro mundo; quizá uno de los momentos
rescatables de este año que no olvidaré.
Por lo tanto, este año tan especial para mí,
deseo expresarles las cosas que deseo me puedan traer:
1. Una
maleta de herramientas para ayudarme a superar los momentos de tristeza.
2. Una
cinta métrica que me ayude a reconocer y aceptar mis limitaciones.
3. Un
buen líquido para limpiar mi corazón de envidias y rencores.
4. Una
nueva cámara fotográfica para mis ojos y mis oídos, que evite registrar
momentos e imágenes que sólo me hacen daño.
5. Un
detector de mentiras, que me ayude a prevenir y corregir mis propios engaños.
6. Un
despertador interno, que impulse y active mis sentidos y capacidades
adormecidas.
7. Un
escudo de guerrero, para proteger y mantener mis principios y valores.
8. Un
costal lleno de prudencia, para no meterme en la vida y decisiones de los
demás.
9. Una
batería de energía, para los momentos de debilidad y pesar en el camino.
10. Una lámpara de luz,
que me ayude a iluminar en los momentos de obscuridad.
11. Una llave mágica, que
me ayude a abrir las rejas de mi corazón.
Sé que es mucho pedir, pero como siempre,
como lo hice desde muy pequeño, mis deseos están dispuestos a agradecer lo que
ustedes consideren dejarme y que por supuesto, merezco por mis acciones
realizadas en este año.
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