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domingo, 11 de enero de 2015

...para esa persona importante...

Esposo, Esposa, hijo, hija, Papá, Mamá, para ti que eres importante para mi, sólo espero que puedas entenderme un poco y me des la oportunidad de que, sin que sientas la desesperación del sonido de tu celular o de saber que lo puedas apagar, pueda compartir contigo un momento de tu atención, de sentirme importante en tu vida, más que tu amplia Red Social de contactos. Tal vez sea mi inseguridad o mi incapacidad de atraer tu atención que me hace escribirte esta carta.
 
Quizá aún no comprendo o tal vez me he perdido de las nuevas estrategias de comunicación, pero mi interior siente un vacío generado por tu atención a las nuevas formas de pertenecer a las grandes Redes Sociales del mundo.
 
Que si se comparten noticias, que si se comparten pensamientos, que si se comparten imágenes y hasta sonidos, que si el estar conectado permanentemente al sistema hace que estés en la moda o al día.
 
Las redes sociales: Qué gran invento ha generado la humanidad.
 
Quizá como todo invento generado, su principio debe ser noble, pues acerca a cualquier persona, o a un ser querido en la distancia o en el tiempo, a través de una expresión escrita a nuestra mano, lo que ha dado una nueva dimensión a esta forma de comunicación.
 
Pero, me pregunto, ¿de qué clase de comunicación? ¿A la comunicación del silencio?
 
Hace muy, pero muy poco tiempo, nuestras conversaciones, nuestras reuniones, nuestra relación tenía el espacio y tiempo necesario para dialogar las cosas de nuestro diario acontecer. Nuestros planes y actividades las preparábamos con cierta anticipación.
 
Hoy, a pesar de estar junto a ti, tu atención real está en ese sonido o vibración que genera el teléfono celular, al recibo de mensajes. Incluso, a pesar de colocar el celular en tu bolso, vives con cierta ansiedad que ya no percibes, de revisar cualquier movimiento que se genere por el recibo de mensajes. Ahora, es el celular quien necesita de ti para ser revisado constantemente.
Sólo se escucha un BIP! que penetra en los oídos y automáticamente activa el sistema de respuesta y atención del comportamiento, no importa el lugar, la hora o el momento que estés pasando. Pareciera que es el llamado tan esperado de vida. Incluso, dejas de atender lo que estés haciendo, incluso provoca que salgas del lugar y te apartes para contestar con mayor comodidad debido “al ruido”, dices tú.
 
Que si es un correo de Hotmail, que si es un anuncio del Facebook, que si es el WhatsApp, o un Inbox, que si es el aviso automático de Tweeter o correos de Gmail o Yahoo. Que si es un mensaje del grupo de la escuela o del trabajo, que si son las ofertas de WallMart o Sears, que si es mamá o papá, o la hermana, hermano, tíos o sobrinos, o simplemente es la amiga o amigo que desean preguntar cualquier cosa “importante”.
 
Tal vez no te has dado cuenta, pero cuando ha habido espacio de más de veinte minutos sin que suene tu celular, te he notado con cierta intriga de si tienes señal de Internet o se acabó la pila de tu celular. Lo tomas, lo revisas, activas el servicio. No lo has notado, pero ya ocurre con frecuencia. Y cuando has sentido mi mirada sólo dices “estoy checando la hora”.
 
La realidad es que cada día siento mayor distancia entre nosotros. Tal vez me contestarás que estoy mal, que no es así, que quizá sólo malinterpreto tu actividad en la Red Social.
 
No imagino una tarde sentados al sofá de la sala, tú con tu celular y yo con el mío. Tal vez “conversaríamos” más de lo que lo hacemos verbalmente entre nosotros. Más sin embargo, y a pesar de intentar adaptarme a esta condición digital, las frases y párrafos escritos han cambiado por imágenes y “emoticones” que me cuesta trabajo descifrar de tu lenguaje digital.
 
Debo admitir que las personas, que estando a muchos kilómetros de distancia, a través del uso de estas tecnologías de la comunicación, pueden conocer y participar de las alegrías, las tristezas, los viajes, las sorpresas o muchas cosas más relativas a una familia que les añora en la distancia; incluso yo he usado esta tecnología, es cierto, tratando de compartir esas imágenes, esos logros, esas actividades con personas como tú, a quien le envío mis alegrías y momentos importantes. He utilizado mi lenguaje escrito para expresarte mi sentir y mi preocupación por mantenernos unidos.
 
Más sin embargo, no he podido vencer esta disyuntiva de saber si realmente te han sido importantes mis mensajes, pues sólo recibo de contestación una imagen que denota un “like” o una carita que no me dice nada, no al menos a mi intelecto tan pasado de moda.
 
Los tiempos han cambiado, es cierto, y las formas de comunicación también. En estas Redes Sociales, ahora cualquier persona tiene acceso a tu mente, a tus momentos de alegría o tristeza, a tus necesidades y deseos, en cualquier sentido. Ahora, cualquier persona de tus “contactos” o cualquier desconocido, te envía una señal de “invitación” y la aceptas sin indagar quién es o cuál es su propósito de “amistad”.
 
Hace muy poco tiempo, tener veinte amigos en la vida real, te convertía en una persona popular o muy querida, ahora, dices que tener cuatrocientos o quinientos amigos en la Red es la forma muy “normal” que existe.
 
Estoy seguro que podrás decir que todo lo anterior que he escrito no tiene fundamento en tu comportamiento, incluso, podrás decir que en cualquier momento puedes dejar las Redes Sociales o hasta modificar tu nivel de preocupación de tu celular, pero yo considero que una vez iniciada en esta necesidad creada por el sistema de comunicación y una Red Social, será casi imposible. Es la moda, es el devenir de la modernidad, es lo que todo el mundo hace, podrás decir.
 
A donde quiera que estas o a donde quiera que vas, siempre estás pendiente del sonido o la vibración de tu celular, en tu bolso de la chamarra, en el bolso de tu pantalón, en la mesa donde comes, en tu cama, e incluso en el baño. Puedo estar cerca de ti, pero pareciera que tú necesitas más de tu celular que de mí.
 
Tal vez nunca es demasiado tarde para insistir, pues lo que yo sí te puedo decir, es que cuando algún día las personas dejan de estar cerca de ti, cuando las personas se van de tu vida por el cansancio y decepción por no ser importantes para ti, cuando desafortunadamente fallecen o simplemente desaparecen de tu vida, te aseguro que no habrá ninguna Red Social que pueda reemplazarles. Por más “contactos” que tengas.
 
He llegado a pensar que al igual que aquel niño que en mis tiempos, un día deseó ser televisión pues su padre ponía más atención en la programación de canales televisivos que en su propio hijo, tal vez he llegado a sentir el deseo de tener esa misma atención que tú le das a tu celular por tus mensajes y “noticias” de tus contactos en tu Red Social.
 
Con cariño, Tu esposa, Tu esposo, Tu papá, Tu mamá, Tu hijo, Tu hija.
 
(quien quiera que sea esa persona importante para ti)
 
 

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