ThingLink

domingo, 8 de septiembre de 2013

¡La crisis de los cuarenta!

Una historia de todos los días y de muchas personas cuando llegamos a sentir esa crisis de preguntarnos, ¿Qué voy a hacer el resto de mi vida?

Saber evaluar el resultado de nuestro esfuerzo es un buen comienzo.
 
Desde nuestra infancia hemos sido parte de una evaluación permanente. Iniciando con nuestros padres, quienes al “evaluar” nuestro comportamiento en casa o bajo algunas circunstancias, nos premiaban o castigaban, si nos portábamos bien o nos portábamos mal.

Y no se diga en nuestro tiempo de estudiantes, donde fuimos parte de un proceso evaluativo constante con exámenes por parte de nuestros profesores desde la primaria hasta profesional, adjudicándonos unas “calificaciones” y promoviéndonos al siguiente nivel educativo.

No se diga en los aspectos laborales, pues una vez que entramos a trabajar en algún lugar, nuestros jefes nos han evaluado permanentemente para otorgar estímulos económicos y/o promociones.

Pero, ¿te has preguntado, cómo hacemos para evaluar nuestra propia vida? ¿Cómo reconocemos nuestros esfuerzos? ¿Qué tipo de estímulos nos otorgamos a nosotros mismos?

Parece algo simple o muy curioso, pues podría pensarse que todo esto se resuelve con revisar nuestro plan de vida y la manera de evaluarse, pero aunque nuestro plan de vida pueda significar la base, normalmente no estamos preparados para reconocer nuestros esfuerzos por nosotros mismos hasta que llega un momento de crisis: ¿y ahora, que hago?

Más aun, no todas las personas contamos con un plan de vida.

Hace unos días platicando con un amigo mío que está por cumplir cuarenta y cinco años de edad, me decía: -si me quedan 20 o 30 años de vida, quisiera saber dónde me he equivocado y vivir los años que me queden de manera más feliz-. Y sí que mi amigo estaba en una encrucijada, pues pareciera que la crisis de los cuarenta o cincuenta estaban haciendo su trabajo.

Más sin embargo, no sólo las “crisis de los cuarenta o cincuenta” suceden. Conozco jóvenes que a sus veinte años sufren de crisis al pensar que apenas ayer eran unos niños y que ahora tendrían que abandonar su hogar para iniciar su proyecto personal de vida. Incluso, están preocupados por no saber por dónde empezar pensando en que el tiempo se les va de las manos y quisieran ser ya todos unos directivos de alto nivel.

Saber leer el resultado de nuestros esfuerzos nos ayuda a ubicar lo que hemos logrado y lo que aún está pendiente por realizarse. En términos específicos, tener muy claro cuáles son los indicadores que debemos considerar para saber que hemos alcanzado nuestras metas propuestas, es parte de las soluciones que necesitamos.

Cuántas personas conocemos que al llegar a cierta edad, cuando los hijos ya se han ido de casa a iniciar su proyecto de vida, y llega el momento en que se quedan solas, entran en una crisis pues toda su vida la dedicaron a cuidar, trabajar y ser para sus hijos, y ahora se preguntan ¿y ahora, que voy a hacer?, inclusive, hay quienes se preguntan ¿Qué he hecho de mi vida?

Las crisis no son más que tiempos de cambio, momentos en los que debemos estar preparados para saber “girar” en la dirección adecuada.

¿Has observado alguna vez a esos jóvenes que se deslizan por las olas del mar en sus tablas de surfing? Pues es muy interesante, dado que el motivo primordial de esa actividad no es ser el primero en llegar a la orilla de la playa, sino gozar de la sensación de deslizarse en cada ola que pasa. Cada ola es diferente, cada ola representa un reto y cuando la ola gira, ellos giran para mantenerse deslizándose en cada ola.

Deberíamos saber evaluar nuestros propios resultados y darnos nuestros propios reconocimientos por el esfuerzo realizado. No dejemos en manos de otras personas la evaluación de lo que nos pertenece, nuestra propia vida, pues siempre habrá una calificación ajena que no nos convenza.
 

Recordemos, si la vida gira, nosotros también debemos girar…

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario